jueves, 7 de mayo de 2015

las mujeres de Chiapas

Estoy en México desde hace varios días, entre los cuales he dado un salto a Chiapas invitada por un grupo de feministas, mujeres, madres, jóvenes mexicanas. Han sido días de una intensidad inusitada, comprendo que en México la tierra, el cielo, las plantas, las aves, son voluptuosas como su gente que se apasiona, se la juega, hasta el final.
Karen, Selene, Valeria... son nombres, pero ahora son rostros que no se me olvidan. Y no se me olvidarán las noches compartidas, las caminatas, las conversaciones. Pese a la violencia que vive México por le narcotráfico hay un movimiento de la sociedad constante, que intenta perforar la capas duras del poder. Lo siento como si fuese mi país, es casi mi país. Hace tiempo que mi geografía interna contiene muchos países.

Y hemos hablado de todo, de la situación de las mujeres, de como empeora debido al capitalismo, de como estamos solas, siempre solas, luchando por ser tratadas con igualdad. Suena a repetición, pero son cientos de vidas la borde del abismo, abortadas. Somos la población pobre, maniatada, silenciada.

ahora que caminaba por una de las calles de Cuernavaca, ayer que miraba el cielo denso de Chiapas desde al avión, evocando cuando estuve sentada en la plaza de Tuxla, la iglesia de San Cristóbal, todo eso me llenaba de una melancolía densa y al mismo tiempo leve, la vida en sus facetas contradictorias, su conmovedora simplicidad. Al final la sofisticación no hace más que distraernos de lo esencial. Es el miedo, y el miedo disfrazado-  Se impone actuar para que la vida sea plena, sin nubes sombrías que nos aparten de la risa y nos dibujen una mueca...

Siento que quiero a mucha gente, que tengo hermanas menores y que quiero acompañarlas...

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