Este será un año marcado de retrocesos importantes en el plano de los derechos civiles y políticos que poseemos las mujeres. Los movimientos anti abolicionistas sobre el tema de la prostitución, han creado una polémica que lleva cola porque ha dejado al descubierto que las mujeres son el sector más vulnerable frente a esta "gran crisis" de etiqueta neoliberal. Pero también está la nueva ley del aborto en España, que lo suprime como derecho restringiendo el aborto legal a casos de "violación de la mujer y gran riesgo de salud "física o psíquica", lo que significa un retroceso radical para las mujeres en Europa, y en el mundo, porque, aquí, en Venezuela, en España o en Ecuador (ver post Ecuador en la mira), este es un acto simbólico, es una forma de amedrentar y hacernos invisibles como seres civiles. ¿Que otra cosa significa este gesto? Que la Iglesia Católica ha recuperado el poder político que había perdido en los últimos años, o en todo caso el prestigio, la posibilidad de pasar como consejera y de servir de patrón moral. El papa Francisco muy al estilo "súper star" es el "baño de seda" que se ha hecho la Iglesia para volver a intervenir en la política mundial, sobre todo en los países donde ha ejercido más poder. No por nada en los países protestantes las mujeres son más libres, y no es gratuito que sea en los países en los cuales la religión católica domina, donde los retrocesos y la parálisis social de la mujer es más notable: Francia ("la hija mayor de la Iglesia"), España, Ecuador, Perú, México, Colombia, veremos que pasa con Venezuela donde no se habla del tema del aborto. ¿Serán los revolucionarios capaces de darle la espalda a esta iglesia machista? Gran pregunta.
Este también ha sido el año de muchas publicaciones por parte de las mujeres, novelistas, premios nobeles, Alice Munro quien fue descrita como "la Chéjov canadiense", comparación ingrata porque evidencia que seguimos en un mundo donde la dominación masculina es más importante que nunca, y lo es porque las leyes del mercado solo consolidan los poderes de los fuertes, no los de las más débiles, que están siendo culpabilizadas (el aborto la punta de la espada), enajenadas por la escatología religiosa, que si bien en países de mayoría laica como Francia, había dejado de parecer una fuerza evidente, permanece en la memoria colectiva como estructura, como referencia, de ahí que se despierte con nuevos bríos.
En el plano cultural muchas mujeres, y poca visibilidad. En las listas de fin de año aparecen algunas, pero no en paridad, son una por diez hombres. No sorprende, pero más que eso, creo que si comprendemos qué sucede, podemos sentir menos frustración, crear nuevos espacios donde la palabra sea oída, tenga sentido y se legitime. Una de las formas más sencillas de neutralizar un discurso crítico es no prestarle atención, hacer como si no existiera. En el mundo cultural (iba a decir vegetal y animal!) sobreviven lo.as que manejan mejor un cierto criterio de imagen, la alimentan, la hacen visible y se doblegan con docilidad a las exigencias del mercado. Detrás de eso, hay toda una producción, una maquinaria que envía los productos con los mismos criterios que la economía de mercado. En realidad, la literatura, el cine, las artes plásticas, son un mercado y la economía neoliberal y sus gladiadores quieren echarle mano. Es además, una economía en crecimiento porque hay más posibilidades de crear consumidores. Últimamente algunas editoriales españolas hacen lanzamientos primero en los países de origen de los autores, esto porque saben que hay un mercado en ciernes y que el suyo está en crisis. España tiene por otro lado, con crisis y todo, una política cultural. Tienen el Instituto de cooperación que financia un número importante de proyectos culturales, pero también una industria editorial fuerte que se consolidó los años de la llamada "primavera española",. Y sobre, todo tienen un mercado en América Latina. Nosotros, con un crecimiento de 6- 8 por ciento anual, no tenemos política cultural, porque, ¿qué ha hecho el Ministerio de cultura hasta ahora, qué? La cultura está en manos de la iniciativa privada que tiene una visión folclórica, coloreada de su propio país. De ahí salen algunos productos más o menos eficaces.
Lecturas y hallazgos
La reelectura del Segundo sexo, de Simone de Beauvoir me ha hecho comprender mejor ciertas cosas. Ya lo había leído, pero no con la misma avidez que hoy en día, ni con tanta información. Comprendo muchas cosas que antes me parecían un poco abstractas, como bajo un velo, síntomas, de exclusión, de desarraigo, que ya había intuido en otros textos sobre psicoanálisis, pero nunca antes se me ha hecho más evidente esta frase de que "no somos mujeres si no que nos convertimos en mujeres", es decir, en excluidas, en prótesis, en silencios, en neurosis. Es importante entenderlo para atreverse a decir cosas, actuar, no dejar que te coloquen en el lugar de la víctima. No. Hay que afinar las intuiciones, darles forma. Todo lo dicho, me lleva a comprender que la ferocidad de los tiempos se traduce en una guerra entre géneros y no géneros, que todo el mundo quiere existir, pero nadie deja existir. Es el laberinto del Facebook, del Twitter, de los "selfies", el gesto de tomarse la foto uno.a mismo.a, inmortalizado por Obama en el homenaje a Mandela. Sin embargo, ha sido el año en el que discursos de viejos sabios como el Presidente de Uruguay, Pepe Mujica ha tenido eco, Venezuela mirada con menos escepticismo y sin la imagen maniquea empeñados en deformarla sin darles el derecho a la palabra. Después de haber estado en Venezuela, también yo he cambiado de manera de pensar, he relativizado muchas cosas, la obsesión de la imagen, la vergüenza de género, la vergüenza de la historia (tan ligada a la historia de mi Perú), de origen, de piel, etc… Me he mirado de otra manera, y he terminado por convencerme que los avances son sobre todo para nosotras mismas, que los conceptos de" fama y de éxito social", son parte de la lógica de adaptación y de abdicación personales. Nunca antes el mundo ha sido más pequeño y más fácil de contemplar, con sus pequeñeces, con sus lados heroicos.Solo podemos hacernos cargo de nosotras y actuar para que las las mujeres que nos siguen sean más libres, menos prisioneras de su destino. Escribir, gozar con ese gesto que puede llegar a ser realmente libre en el instante en que se revela como absoluto, completo.
La libertad es también la armonía entre el pensamiento y la acción, es cuando podemos actuar libremente, en función de un pensamiento libre, que nos sentimos más libres. No es idea mía, es idea de Simone Weil, suscribo.
domingo, 29 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
Por una educación democrática
No es que el reciente informe de Pisa, que coloca al Perú en el último
lugar de comprensión de lectura, matemática y ciencia, sea infalible, ningún
informe lo es, pero no es necesario que exista ese informe para saber que la desigualdad
en la educación de nuestro país es cada vez más concreta y más arbitraria. Lo
importante es que esta noticia nos invite a una reflexión de largo alcance, no tan
solo a una enmienda, a un cuestionamiento de todo el aparato educativo. A estas
alturas, tal vez se imponga una voluntad política de cambio. Se acaba de
reemplazar la ANR (Asociación nacional
de rectores) por la SUNEU (Superintendencia nacional de educación
univeristaria), que está conformada por autoridades académicas y representantes
del sector empresarial, se adivina que para "encaminar" sutilmente a
los estudiantes hacia las carreras "más rentables". ¿Y qué tiene que
ver el Estado en todo esto? Hay muchas razones para exigir que un gobierno
garantice una educación gratuita y de calidad, que la economía no someta al
conjunto de la sociedad a las reglas depredadoras de la especulación y la
ganancia, que las instituciones mantengan un diálogo con las necesidades de la
mayoría. Hay demasiadas razones para que un país, con el la importancia
histórica que posee el Perú, pueda exigir que su gobierno asuma un rol activo
en la recuperación de la calidad de la enseñanza y convoque a un debate
nacional sobre nuevos valores educativos. Se puede, y se debe reivindicar, el
derecho de todo ciudadano y ciudadana a una educación gratuita y de calidad. Es
terrible seguir aceptando pasivamente que los jóvenes de nuestro país sigan
siendo la víctimas de la ambición desmedida de la economía liberal dominante,
que la educación sea un negocio y no un pacto social con la población, que sea otra
forma más de la reproducción de las desigualdades enquistadas en la estructura
social, resultado de la creencia de que existe "una selección natural":
aquel o aquella que es más audaz, y más inteligente para adaptarse a las reglas
de la oferta y la demanda, tendrá más posibilidades de salir adelante. Sabemos,
si observamos a nuestro país dentro de una comunidad de países , que se trata
de una especie de propaganda engañosa que convierte a la educación en otro
producto más del mercado. Solo sirve para mantaner expectactivas que luego serán
insatisfechas aumentando el número de generaciones desorientadas destinadas a
la exclusión y a la precariedad. El colegio, la universidad, no pueden seguir
reproduciendo una "sociedad de excluidos", existe la obligación moral
de hacer de la educación una herramienta de emancipación y no de dominación,
crear ciudadanía y no seres pasivos en función de ambiciones empresariales a las que
se entrega sin remordimiento el futuro de nuestra población más joven.
La meritocracia no debería ser la regla entre los jóvenes (en una
sociedad de desiguales es la discriminación asegurada), estimula la competencia y alimenta la desigualdad a costa de aquellos y
aquellas que provienen de sectores más marginados, con familias desarticuladas,
fruto de la violencia de la economía neo-liberal. Por otra parte, el problema de la lectura es
un problema grave al significar que si no leemos, no podemos comprender en
mundo en el cual vivimos. No solo se trata de promover una educación más
diversa, que comparta valores comunes de igualdad entre semejantes, sino una
educación que recupere también el valor de nuestras culturas ancestrales, una
sabiduría que está en capacidad de alimentar la noción de civilización, que no
es otra cosa que la vida compartida entre todos y todas en igualdad plena y no
figurada ni simbólica. Tenemos y podemos salir de ese mito de que la ganancia
genera equilibrio social, moral, bienestar. En el mundo entero la crisis es de
valores y paradigmas de lo que significa "civilización", y por eso, las
instituciones no pueden fijarse en el tiempo, están obligadas a seguir los
cambios de su época. En ese sentido la educación en nuestro país es una
reproducción de estado de cosas actual, de sus crueles divisiones sociales, de
sus exclusiones y olvidos históricos. Se están formando castas con un criterio
que no es humano, sino más próximo del reino animal: el más fuerte se impone.
Para una reforma profunda es necesario, además de valorar nuestra propia
historia, tal vez escribirla de "otra manera", encontrar ángulos
menos estereotipados que los de la "Marca Perú" que impone la lógica
del consumo. Una vez que el objeto es la caricatura de sí mismo, pierde sentido
y valor humano (se hace abstracto), se le desecha. Es la realidad folklórica
animada por una mirada que viene de fuera no del interior, viene del mercado,
del "cómo nos ven", y no "cómo nos vemos". Si la educación
no transforma es porque no cree en la igualdad de sus ciudadanos y mantiene vivos
los mitos de las diferencias esenciales por tipo de piel, origen y género. Se
puede empezar por una democratización verdadera, por cambiar nuestros métodos
para interpretar nuestra historia y nuestras fuentes. Ir al centro de las
cosas. Para una democratización de la
enseñanza podemos aplicar el principio de igualdad, que debería estar
garantizado con el libre acceso a la enseñanza, pero "libre"
significa que la mejor educación sea gratuita y no pagada. Es necesario emtonces
que nuestras instituciones y nuestro gobierno estén dispuestos a ser mediadores, facilitadores de esta transformación urgente. La
economía no puede ni debe seguir dominando a nuestra sociedad, ella no puede
gobernar ante nuestra impasibilidad, que baja los brazos ante la amenaza de
que, si se reclama igualdad surge "la horrible amenaza comunista",
que si levantas la voz, es un atentado a la democracia y a la libre empresa
(sic). Una de las armas más eficaces
para combatir la desigualdad es la educación, lo sabemos todos, y todas, y por
eso es la preocupación menor en los sectores denominados como emergentes; la
economía el primero de todos.
La educación que tenemos sigue pensándose como un privilegio (una
ascensión social en lugar de una inclusión) no como un derecho. Hace tiempo que
esto pudo llevarnos a una verdadera revolución de ideas sobre su significado, a
no repetir los mismos clichés, a atrevernos a pensar y confiar en que la
educación es un arma de independencia y no
de alienación. Las instituciones educativas
son también el lugar donde el conocimiento es interpretado bajo los
valores del mercado, como arma de poder y no de libre acceso al conocimiento y las
ideas, es otra forma de sometimiento y de humillación, el que sabe más sobre el
que sabe (supuestamente) menos. Los profesores y profesoras son infantilizados,
se les trata como "incapaces" y se les somete al escarnio y a la
verguenza pública con métodos de evaluación que no son dignos de una democracia.
No hay ciudadanos ni ciudadanas porque la educación no forma personas, salvo individuos
que se inscriben únicamente en la colectividad de las redes sociales y la de
los dispositivos electrónicos, computadoras, Ipods, etc... Y todos los signos
de distinción y privilegio que la universidad reproduce al no considerarse ella
misma como un servicio a la comunidad sino como una renta, un alquiler de
saberes a un precio muy alto. Si es que
ignoramos una noción básica de igualdad
y de respeto por el ciudadano o ciudadana que vive en el lugar más apartado de
nuestro país, por su cultura, por su idioma, no podemos seguir considerándonos
un país, reunidos en un proyecto común, con pactos claros, si no una especie de
feria donde todo se seguirá vendiendo al mejor postor, incluyendo el futuro de
las nuevas generaciones. De hecho, todos y todas estamos en capacidad de pensar
esta situación y movilizarnos desde la casa, desde nuestro trabajo, a través de
cada persona que nos escucha, para hacer oír esta petición de la urgencia de un
debate nacional sobre nuestra educación. Es un derecho fundamental.
viernes, 13 de diciembre de 2013
sobre Hannah Arendt
Escribí este texto después de varias relecturas de Hannah Arendt, las ideas son bastante justas, no siempre muy claras, pero prefiero que sea así. Poco a poco iré afinando una nueva visión de lo que aportó al pensamiento intelectual contemporáneo. Me interesa sobre todo su manera de comprender el pensar, que es comprender, y su relación con el idioma...
Dos nuevas publicaciones sobre Hannah
Arendt cuando se cumplen 30 años de su muerte.
Después de su muerte, hace 30 años, no se
ha cesado de hablar de la obra y la vida de Hannah Arendt. De su obra como
filósofa, porque planteó el problema político como el centro de la reflexión
sobre la libertad individual, y de su vida, por su conocida relación con el
filósofo alemán Martín Heidegger. La libertad según Hannah Arendt tiene que ver
con el construir juntos, con el comienzo de una historia colectiva en la cual
cada individuo tiene un rol activo: el quién de la historia, decía ella. Un
problema que se planteaba desde el principio de su reflexión, ha sido el de
aceptar la pluralidad y poder suscribir pactos y compromisos universales. Su
análisis va desde la época clásica, la idea de ciudadano en la Polis griega, la
noción cristiana de libre arbitrio, hasta la más moderna, pasando por el
marxismo y la crítica que Arendt termina haciendo al concept de Estado-nación.
Ahora más que nunca en una severa crisis, a raíz del proyecto europeo que no
termina de consolidarse. La unión europea en plena crisis. Queoda idea de
soberanía termina anulando al individuo, es una idea de Arentd.
Para comprender un poco más la dimensión
filosófica de su trabajo se han publicado dos textos importantes en Francia. El
primero, es una especie de diario intelectual, una suerte de archivo portátil
que la acompañó entre 1950 y 1973 (Journal de pensée, vol 1 y 2, Seuil, 2005) y
el segundo, una biografía de la periodista Laura Adler (Dans les pas de Hannah
Arendt, Gallimard 2005), que nos retrata la vida de autora desde una visión
personalizada. Su infancia en la ciudad de Hanovre, su encuentro con Heidegger
en la ciudad de Friburgo y la relación que surgió, el matrimonio con Heinrich
Blucher, sus exilios en Francia y los Estados Unidos, sin dejar de lado los
movimientos que se dieron en su pensamiento. El diario intelectual ayuda más
que nada a comprender cómo se va gestando su trabajo filosófico, las dudas y
las contradicciones. Arendt tomaba notas en griego, hebreo, latín o inglés en
bruto, o consignaba comentarios al margen. Por ejemplo, cuando subraya que las
leyes no deben protegernos de nosotros mismos: "Toda irrupción del
razonamiento moralizador que trasciende el concepto de injusticia perpetrado
contra un otro, constituye siempre una agresión contra la libertad". Por
supuesto, no se puede esperar más que una caja de herramientas del laboratorio
que era el pensamiento de Arendt, ninguna anécdota personal se inscribe en este
texto, ninguna confesión. La lealtad de Arendt hacia Heidegger siempre ha
permanecido en el secreto y ha sido una de las razones por las cuales su obra
ha estado por mucho tiempo en el silencio, sobre todo en Francia, país en el
cual vivió y donde desató el escándalo a raíz de la publicación de su libro
sobre el Holocausto, Eischamann en Jerusalen. En este libro trató de comprender
qué pudo haber sucedido para que algo tan espantoso como el Holocausto sucediese.
Hay una frase de Arendt clave en este aspecto, aquélla que dice: El idioma no
puede haberse vuelto loco. Para la filósofa que era, para poder seguir
pensando, era imprescindible llegar a comprender. Una de los análisis de Arendt
consiste en demostrar hasta qué punto la alienación y la estupidez que se
desprende, pueden llegar a causar tanto daño. En Francia se consideró que la
idea que ella desarrollaba en este libro era una banalización del mal y una de
las revistas más importantes, Le nouvel Observateur, tituló en el momento de su
aparición: ¿Hannah Arendt, es antisemita? El malentendido se ha disipado a raíz
de la reedición de sus obras, La condición del hombre moderno, publicada por
primera vez en Francia en 1958 y Los orígenes del totalitarismo, reeditada en
una versión mucho más completa por la editorial Gallimard (coll. Quarto, 2004).
La vida
de Hannah Arendt sin embargo sigue ligada a Heidegger, como discípula, pero
también como compañera. Nunca dejaron de verse, o escribirse y lo más impresionante
es que Heidegger muere poco tiempo de la desaparición de Hannah en diciembre de
1975. Por supuesto, la relación aparentemente nunca fue de igual a igual, pese
a que Arendt también tuvo una amistad intelectual muy próxima con dos filósofos
muy importantes, Karl Jaspers, quien dirigió su tesis sobre la noción de amor
en San Agustín, y con Walter Benjamin, quien se suicidó en Portbou (España),
poco antes de pasar la frontera para huir del nazismo. Arendt se refugió en los
Estados Unidos en 1941 y desde ahí ejerció todo su poder para difundir y sacar
de la sombra a la obra de Heidegger, sólo después ella empezará a tener una
importancia real en el mundo intelectual. Los
orígenes del totalitarismo, empezará a marcar su ascenso en el panorama
internacional. Su obra cobra mayor vigencia cuando lo político ha recuperado su
valor en la opinión, la doxa busca un apoyo sólido para la reflexión de
Arendt. Sus ideas no han envejecido, al contrario, están más vigentes que nunca
porque está en manos de los hombres y las mujeres la posibilidad del hacer y
construir para poder comenzar de nuevo. Como lo escribía ella en su texto ¿Qué
es la libertad? "Es porque el hombre es un comienzo que puede comenzar;
ser un hombre y ser libre son una sola y misma cosa. Dios ha creado al hombre
con la finalidad de comenzar: la libertad".
lunes, 9 de diciembre de 2013
las palabras no son inocentes
Hablábamos la otra noche durante una comida con una amiga sobre le uso de ciertas palabras y cómo estas parecen naturales, espontáneas. Por dar un ejemplo, los insultos banales que se oyen por la calle, en general, denigraciones del cuerpo femenino, de la forma cómo la considera la sociedad, más cerca de un objeto que de un sujeto. En cada insulto el uso común de una palabra, de una frase, se convierte en una verdad objetiva, que las mujeres son histéricas, que son coquetas, desleales, o poco inteligentes (los comentarios sobre Eliane Karp, ex primera dama, durante su intervención en el congreso, son una muestra)… Sin embargo, ese lenguaje común nos estructura y hace que nos hagamos una idea de lo que significa una mujer, pero también un hombre (aunque ese tema no es el centro de este post). Cada persona es de alguna forma el resultado de ese proceso naturalizado.. En el caso de las mujeres, siempre representamos lo "otro", pero lo otro, como decía Simone de Beauvoir, casi infinito, negativo, abismal, lo otro como peligro. No representamos una entidad íntegra sino fragmentada. Estamos atravesadas por palabras, uso de frases que han marcado nuestra historia como mujeres, como personas. Recuerdo que muchas veces, cuando me atrevía a ponerme algún vestido atrevido, que mostrase demasiado las piernas o los senos, se encendía en mi interior un foco rojo que me indicaba peligro. Me aterraba que me insultasen en la calle y creo que uno de los traumas más comunes de mi infancia, y mis adolescencia, han sido esas palabras acompañadas de gestos de manos indicando la talla de un pene, o darme de golpe con un muro donde se había dibujado la imagen gigante del sexo masculino. Toda esa atmósfera que me rodeaba era tan violenta que podría haber sido fascista en su modo de imponer una dominación. Y una amenaza de violación. Esas palabras "Puta, Pacharaca", etc, eran siempre la amenaza de una violación, de un saber que si no eras dócil a las reglas sociales del patriarcado, estabas expuesta a que te violenten, incluso sometida, es la amenaza latente que toda mujer debe asumir hasta cierta edad. Todas esas palabras, mujer pública, zorra, pacharaca, son palabras que tienen un uso que se nutre del poder de denigración (y alienación) que tienen, son un poder político en la ciudad, asustan y modifican la libertad de la cientos de mujeres, son palabras de dominación, como lo es "cholo.a de mierda". A través de ellas una persona se impone y domina a la otra, la desprecia y la animaliza (en el caso de las mujeres reduciéndolas a su cuerpo) y en el caso del insulto racial, imponiendo una supuesta inferioridad biológica. Son palabras empleadas en su forma política, en la convivencia dentro de la vida pública, en la colectividad, no son de uso privado sino que mantienen un uso social. Por eso me sorprende que se ignore que escribir es una elección de palabras, es esa conciencia que no se somete a las leyes de la tribu, sino que es un gesto de civilización, de elección del uso de las palabras, del poder darles otro sentido y recuperar su valor humano. Una de las cosas que noto en mi vida en Venezuela es que se han creado lugares donde la palabra tiene un sentido nuevo, es oída y es recogida con atención. Sobre todo hay una mirada que reconoce a quien habla con un infinito respeto, que lo acepta, sobre todo en el caso de las mujeres que han recuperado una visibilidad íntegra y no fragmentada. No son un cuerpo, son personas enteras. Eso me parece fundamental, que en una sociedad se comprenda que esos "usos de la palabras" son el resultado de una historia política, de un proyecto de país que vive aceptando una desigualdad ancestral, moral, que no integra a las mujeres como ciudadanas plenas. Para empeorar las cosas, la realidad económica del "sálvese quien pueda" y de la "mano invisible" que comprende la idea de la economía como la única reguladora de las relaciones sociales, somete todavía más a la mujer, la última rueda del coche en la lógica del capital. Los vínculos sociales están sometidos a la economía de manera violenta, representados por cifras, por objetos, pero no por rostros, de ahí que se nos animalice tanto y no se comprenda que ser ciudadana es gozar de derechos íntegros, en completa igualdad. Los hombres no ven lo que no está dicho, lo que no está inscrito en los códigos sociales del día a día. No es que el Perú tenga como especificidad el machismo, es que no nos hemos ocupado de ese tema. Estar reducidas al estado de parásitos en la sociedad, tiene un costo muy alto, es decir, termina convirtiendo a una población en sonámbula, aterrada con desertarse un día y que encontrarse realmente sola. Esta dimensión política del lenguaje me parece importante. Creo que solo escribiendo tomamos conciencia de ello. Y por eso, la escritura, el no abandonar ese espacio donde pasamos por hacer objetivo lo que tenemos en la cabeza, es importantísimo…
y si las palabras no cambiasen el sentido, y el sentido las palabras...
y si las palabras no cambiasen el sentido, y el sentido las palabras...
sábado, 30 de noviembre de 2013
La prostitución no es el oficio más antiguo del mundo
Se acaba de aprobar en Francia una nueva ley que penaliza a los clientes que compran las prestaciones de una prostituta (en Suecia la ley es muy parecida, incluso más severa). Seamos claras, la prostitución no es un oficio, no es un trabajo cualquiera, aunque haya un pago a cambio, la prostitución es la legitimación de una forma de esclavitud vil: la pobreza. Durante el discurso de la Ministra de los derechos de la mujer, Najat Vallaud-Belkacen, ha habido vacío, vacío porque se toca un tema que tiene que ver con el poder, y el poder patriarcal que funciona como un monopolio y como en la época de la colonia. No hay forma de hacer que las mujeres se lean de otra manera porque muchas están "colonizadas" por una cultura enteramente masculina, de valores inventados por hombres, de sistemas de pensamiento creados por hombres. Elisabeth Badinter, una de las mujeres que se oponen a esta ley, ha reclamado que el "Estado no se puede instituir en la vida privada" (sic). ¿Es vida privada los miles de mujeres que se venden en la calle, y a quienes decimos comúnmente "mujer pública? Y hablando del cuerpo, ¿podemos considerarlo una mercancía, igual que un mueble, una casa que se compra dependiendo de los recursos del comprador, es decir el que tiene dinero se paga "putas de lujo", el que no, pues se aguanta, o viola a alguna mujer? Este es otro argumento que no podemos aceptar pero que muchas mujeres, incluso intelectuales, toleran: el que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres. Es una teoría que no cree que seamos seres culturales (producto de una historia colectiva, etc), creativos, pensantes, si no que nos reduce al estado de "animales naturales". En esa biología natural el hombre es el depredador y la mujer pasiva, el hombre es emprendedor, agresivo, y la mujer, sedentaria, temerosa, o sea, todos los clichés que desde la noche de los tiempos domina en la historia. Son paralizantes. Algunas feministas han tenido el valor de seguir adelante pese a todos los sarcasmos y los ataques de los que han sido víctimas, se dice de paso que penalizando al consumidor (porque se reduce a la mujer a un objeto comestible y desechable) se "victimiza a las mujeres", muchas entre ellas han pedido que "no las defiendan, que ellas saben hacerlo solas", un mensaje que quiere decir: a mí me gusta tener coitos treinta, o cien veces al día para ganar dinero, ¿por qué te metes en mi vida? Visto desde ese punto de vista, podrían tener razón, ¿dónde empieza en espacio público y el espacio privado? : pues ahí donde un acto (público porque es admitido) se convierte en delito, y se convierte en delito porque la prostituta no es una mujer que se levanta un día y dice, allez, voy a prostituirme y ganar plata, no. Las prostitutas (en su mayoría mujeres, y niños y niñas) son reclutadas, muchas a veces a la fuerza, por mafias de proxenetas, son golpeadas, amenazadas de muerte, sometidas a un sinfín de vejaciones, enseguida, irrecuperables moral y síquicamente. El cuerpo no es un objeto es un ente completo. No hay separación entre cuerpo y mente. (Pienso ahora en El último cuerpo de Úrsula, ese libro que escribí pensando si hay derecho a auto mutilarse) es un todo, y tiene una existencia moral, la posesión física es una posesión moral. Me parece muy burgués abogar por una cuestión de principio sobre lo que debe y tiene que hacer el Estado en la vida de las ciudadanas, aunque muchas no se crean tales. Cuando se dice, que no se meta en la vida privada, se refiere obviamente a la vida privada de los hombres, se pide que se admita el derecho de pernada (que existía en la época del rey en Francia y que suena a carnicería), a acostarse con la mujer que el soberano decidía. Estamos admitiendo que somos el ganado del rey, es terrible. La revolución francesa la hicieron la burguesía con el apoyo del pueblo, pero los valores burgueses se mantuvieron, solo hay algunas mujeres que se preocuparon por la condición de sus congéneres: Olympia de Gouges (http://es.wikipedia.org/wiki/Olympe_de_Gouges) fue una de las primeras en redactar una Declaración con los derechos de la mujer que debía ser parte importante de los avances de la revolución, pero, después de las guerras federalistas entre jacobinos y girondinos, fue condenada a la guillotina y olvidada tan pronto como desapareció. A veces, me pregunto si no hiciese sido necesaria una revolución hecha por mujeres en las que se estableciera sus derechos de manera autónoma, sin pasar por los "derechos del hombre"!
Otra idea que se me ha venido a la cabeza a raíz de esa opinión aparentemente inofensiva de que exista el "hombre depredador"(tipo Strauss Kahn) que anidaría en el imaginario colectivo de muchas mujeres como prototipo de hombre seductor (sic), es que hemos caído todos en esta mercadotecnia del sexo que lo coloca como una actividad suprema de existencia. Ser criaturas sexuadas, como lo pensó Freud, no significa que la parte genital sea nuestra distinción como especie, suena grueso y es tan floja la idea que da risa. La noción de sexualidad, tal y como la conocemos ahora, es más o menos reciente, según lo dice Michel Foucault en su Historia de la sexualidad, no caigamos en la propaganda. El sexo no define, es solo una parte del deseo, que es algo más complejo, más delicado. Y por eso las mujeres no podemos ser un medicamento, una cura, si no es en el intercambio, ahí si privado, entre dos personas (de otro sexo, o del mismo, poco importa) que aceptan entregar afecto, amor, deseo. No en una pareja ni en un club de intercambio, en cualquier otra forma que no sea la imitación de un mercado. El cinismo con que muchas personas han enfrentado el debate, tiene que ver con la aceptación de esa lógica del amor y el esclavo.a., de la ley del más fuerte, de la economía de los cuerpos. O el capitalismo aplicado a los cuerpos (son las mujeres las más pobres, las más agobiadas por la crisis), o algo así. La prostitución, como el aborto, es un problema de salud publica. Y el Estado sí tiene que intervenir. Una nueva revolución es necesaria, de pensamiento, de costumbres. Prostituirse no es el oficio más antiguo del mundo, eso, solo se lo creen los que necesitan justificar su miedo a decir las cosas de frente, es el mundo animal en el humano, es el dinero imponiendo su valor de intercambio.
Otra idea que se me ha venido a la cabeza a raíz de esa opinión aparentemente inofensiva de que exista el "hombre depredador"(tipo Strauss Kahn) que anidaría en el imaginario colectivo de muchas mujeres como prototipo de hombre seductor (sic), es que hemos caído todos en esta mercadotecnia del sexo que lo coloca como una actividad suprema de existencia. Ser criaturas sexuadas, como lo pensó Freud, no significa que la parte genital sea nuestra distinción como especie, suena grueso y es tan floja la idea que da risa. La noción de sexualidad, tal y como la conocemos ahora, es más o menos reciente, según lo dice Michel Foucault en su Historia de la sexualidad, no caigamos en la propaganda. El sexo no define, es solo una parte del deseo, que es algo más complejo, más delicado. Y por eso las mujeres no podemos ser un medicamento, una cura, si no es en el intercambio, ahí si privado, entre dos personas (de otro sexo, o del mismo, poco importa) que aceptan entregar afecto, amor, deseo. No en una pareja ni en un club de intercambio, en cualquier otra forma que no sea la imitación de un mercado. El cinismo con que muchas personas han enfrentado el debate, tiene que ver con la aceptación de esa lógica del amor y el esclavo.a., de la ley del más fuerte, de la economía de los cuerpos. O el capitalismo aplicado a los cuerpos (son las mujeres las más pobres, las más agobiadas por la crisis), o algo así. La prostitución, como el aborto, es un problema de salud publica. Y el Estado sí tiene que intervenir. Una nueva revolución es necesaria, de pensamiento, de costumbres. Prostituirse no es el oficio más antiguo del mundo, eso, solo se lo creen los que necesitan justificar su miedo a decir las cosas de frente, es el mundo animal en el humano, es el dinero imponiendo su valor de intercambio.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Día internacional de la eliminación de la violencia otra la mujer.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
tres mujeres muy beligerantes
ayer estuve pensando: quiero escribir algo sobre Martha Chávez (Fuerza 2011 Perú), María Corina Machado (MUD, Venezuela) y Marine Le Pen (Frente national, Francia), estas tres mujeres que tienen muchas cosas en común, son beligerantes, autoritarias, cerradas, inclementes. Las tres son líderes importantes de la extrema derecha en América Latina y en Europa, las tres sacan lo peor de las personas: desconfianza, celos, cólera, frustración. María Corina es también una especie de Sarah Palin (Tea Party), defiende valores tradicionales y hace de la propaganda neo-liberal una verdad objetiva. Es terrible la gente que cree que posee la verdad y hace de ella una cruzada, una inquisición, no dudan, y no hay diálogo posible. Es el caso de Martha Chávez en el Perú, una de las defensoras más virulentas de ex Presidente Alberto Fujimori, hace poco destituida de la presidencia de la comisión de los DDHH; que parecía un oximorón y una ofensa a una gran mayoría que siente que ella ha sido una de las responsables de las violaciones que se cometieron durante el gobierno de su líder. Pero más allá de lo factual, de las cosas que las desacreditan como dirigentes, Marine Le Pen tiene un discurso lleno de odio, nacionalista (donde se excluye a los extranjeros) y una visión de una Francia homogénea, blanca y católica, creo que hay una cosa en el lenguaje. Las tres son creyentes, y las tres tiene una visión global del país en la cual hay una solución a todo: gobernar con intransigencia, despertar el sentimiento de venganza, manejar una imagen manquea de "usurpado-as" (alguien me quitó lo que me pertenece), inventar chivos expiatorios, pero que en realidad son solo víctimas de un sistema económico depredador, el Horror económico del que hablaba Viviane Forrester. Hay, sí, un lenguaje que las identifica, el lenguaje de la persecución, del miedo, de la clasificación neo-darwinista, ellas no ven personas sino estereotipos, una armada de personas que pueden dirigir. No ven un país sino una muchedumbre que les da miedo, porque en ella no ven rostros sino abstracciones. Todas ellas gritan, zanjan con frases llanas, utilizan el fogueo. Con todo este análisis quiero decir que la "esencia femenina" no existe, son más bien una introyección de la autoridad masculina, su remedo y su exacerbación. No es que la "esencia masculina" sea totalitaria, lo es porque es una locura darle tanto poder a un solo género; como me decía un amigo francés: si tan solo diésemos un siglo de gobierno a mujeres y hombre por igual, tal vez no saldrían criaturas tan extrañas como estas tres mujeres que no representan ningún valor democrático, no creen en la igualdad de mujeres y hombres si no que se inscriben en un mundo homogéneo: esa selección natural que cree que solo los fuertes y las fuertes se imponen. Si esas son las figuras femeninas que sirven de modelo a las jóvenes que desean un lugar en el espacio público, es terrible, es la caricatura más avasalladora, la más mediocre también, porque la mediocridad es siempre una frustración que evita pensar, acoger, observar… y esa, la lucha contra ese sentimiento mezquino, es una pelea constante.
Fotos: María Corina, Martha Chávez y Marine Le Pen.
Fotos: María Corina, Martha Chávez y Marine Le Pen.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Apuntes sobre Lima, los lazos sociales
El regreso es cada vez más duro, arrancarse a un mundo entero, una serie de significantes: familia, amistades, idioma, geografía. Han habido momentos de verdadero diálogo, de verdadero encuentro, efímeros y a veces, melancólicos porque sabía que no durarían. Al irme, dejaba a mi madre sola, a una tía sola, a mis hermanas solas, no podía evitar avanzar sobre mis pasos. Siento que en las sociedades ultra liberales las mujeres están todavía más solas. El capitalismo crea única forma de nexo social (se intercambian bienes materiales, representaciones sociales, nunca n función de valores afectivos, morales) destruye la capacidad de respuesta de las personas, o peor, las sume en una especie de hipnosis. No hay manera de generar recursos para defenderse y protegerse del poder depredador de ese mundo de brillo fatuo y lata. A veces una vida se reduce solo a unas cuantas marcas, hablo de marcas materiales, de ropa. etc. Vi en el avión la última película Woody Allen (blue Jasmine) sobre una mujer que vive encerrada en el mundo de las apariencias, una crítica aguda de esta sociedad tan fría, tan inhumana. Tenemos que llegar a reformar ese placer efímero del cuerpo, a cambiar la forma de nuestro deseo. Tenía la impresión que la sociedad limeña puede llegar a ser un espejo impasible, inmóvil. De ahí la necesidad de movimientos, los sueños de evasión de mi madre, su no poder contar el tiempo. No hay continuidad histórica, todo el tiempo esta se rompe porque las mujeres no tenemos un lugar en la sociedad. Aunque esto incluye a una buena parte de la población que se ha quedado fuera. Hay entonces la obligación de mimetizarse con los valores dominantes, puesto que todo el mundo desea el poder, el dinero, como la única forma de visibilidad, todas y todos deseamos lo mismo. La que no tiene, hace como si, la que no lo posee, vive deseándolo.
¿Cómo cambiar esos paradigmas? No lo sé, es una tarea personal, difícil si no contamos con apoyos morales. Se me ocurre que una sociedad no vale porque es sea una economía sólida, sino moralmente sólida. Moralmente muchas veces quedamos muy por debajo de nuestras expectativas. Es terrible porque en el fondo nos damos cuenta. ¿A cuántas mujeres con talento se les cierran puertas por no saber adaptarse a esta selección natural? Salió un mapa que decía en qué países las mujeres son más fáciles, el Perú estaba en segundo puesto (sic). Sonaba horrible, podría haber dicho, dónde están más sometidas y alienadas por la propaganda.
Regreso más convencida de que el Perú se está convirtiendo en un gran supermercado. Todo está la venta, todo el mundo goza con la idea de comprar, pero ¿para qué? Las amistades, ese regalo de la vida, los amores, los verdaderos intercambios no podremos comprarlos. Podemos vivir en dos metros cuadrados y ser ricas. Alejarse del cuerpo y tener un mundo interior. Abandonar el fetichismo de la belleza, contemplarla de manera pasiva. Al final, es tan efímera.
Una vez, un hombre joven se sorprendió de que usara falda. Las chicas más jóvenes no lo hacen. Parece que algunas se absorben en la identidad dominante, la del hombre. Todas somos en parte hombres. Deseamos esa facilidad para tener un espacio en el mundo social, esa ligereza. Incluso el hecho de que las jóvenes peruanas (sobre todo en Lima) se nombren entre ellas con el vocativo "brother", "macho", expresión española... una serie de expresiones que muestran ese "no saber cómo hablar, a quién parecerse". No hay modelos dignos de ser imitados en nuestra sociedad. Los únicos modelos que tenemos son los de los políticos sin autoridad moral, los actores y actrices, los deportistas... los intelectuales cínicos, salvo algunas excepciones...
Cada vez que atravesaba esa capa de códigos sociales enquistados en el idioma, he podido ver el brillo interior que toda persona tiene, esa bondad del interior porque la hay, aunque la tengamos perdida en un rincón, esperando salir.
He visto el hermoso mar de Lima, sus colores, la luna durante una caminata con mis amigas, he visto, el rostro de un joven, hermoso y prometedor, como sus frases, y todo eso ha sido efímero, veloz. Y sin embargo, Lima, está aquí, a un paso, la siento y es como si jamás me hubiese ido. La distancia que tengo desde aquí me permite ver estas cosas que desde la cercanía me parecen completamente banales, pero no lo son, encierran gritos, protestas silenciadas que irán marcando surcos, caminos, casi, estoy segura.
Ese bienestar aparente tendrá que dejar paso a uno real, mujeres que irán marcando sus rutas, solas. No creo que sea irreversible.
Instalarse en una visión generosa de la vida. No es dimisión, es acción lenta.
¿Cómo cambiar esos paradigmas? No lo sé, es una tarea personal, difícil si no contamos con apoyos morales. Se me ocurre que una sociedad no vale porque es sea una economía sólida, sino moralmente sólida. Moralmente muchas veces quedamos muy por debajo de nuestras expectativas. Es terrible porque en el fondo nos damos cuenta. ¿A cuántas mujeres con talento se les cierran puertas por no saber adaptarse a esta selección natural? Salió un mapa que decía en qué países las mujeres son más fáciles, el Perú estaba en segundo puesto (sic). Sonaba horrible, podría haber dicho, dónde están más sometidas y alienadas por la propaganda.
Regreso más convencida de que el Perú se está convirtiendo en un gran supermercado. Todo está la venta, todo el mundo goza con la idea de comprar, pero ¿para qué? Las amistades, ese regalo de la vida, los amores, los verdaderos intercambios no podremos comprarlos. Podemos vivir en dos metros cuadrados y ser ricas. Alejarse del cuerpo y tener un mundo interior. Abandonar el fetichismo de la belleza, contemplarla de manera pasiva. Al final, es tan efímera.
Una vez, un hombre joven se sorprendió de que usara falda. Las chicas más jóvenes no lo hacen. Parece que algunas se absorben en la identidad dominante, la del hombre. Todas somos en parte hombres. Deseamos esa facilidad para tener un espacio en el mundo social, esa ligereza. Incluso el hecho de que las jóvenes peruanas (sobre todo en Lima) se nombren entre ellas con el vocativo "brother", "macho", expresión española... una serie de expresiones que muestran ese "no saber cómo hablar, a quién parecerse". No hay modelos dignos de ser imitados en nuestra sociedad. Los únicos modelos que tenemos son los de los políticos sin autoridad moral, los actores y actrices, los deportistas... los intelectuales cínicos, salvo algunas excepciones...
Cada vez que atravesaba esa capa de códigos sociales enquistados en el idioma, he podido ver el brillo interior que toda persona tiene, esa bondad del interior porque la hay, aunque la tengamos perdida en un rincón, esperando salir.
He visto el hermoso mar de Lima, sus colores, la luna durante una caminata con mis amigas, he visto, el rostro de un joven, hermoso y prometedor, como sus frases, y todo eso ha sido efímero, veloz. Y sin embargo, Lima, está aquí, a un paso, la siento y es como si jamás me hubiese ido. La distancia que tengo desde aquí me permite ver estas cosas que desde la cercanía me parecen completamente banales, pero no lo son, encierran gritos, protestas silenciadas que irán marcando surcos, caminos, casi, estoy segura.
Ese bienestar aparente tendrá que dejar paso a uno real, mujeres que irán marcando sus rutas, solas. No creo que sea irreversible.
Instalarse en una visión generosa de la vida. No es dimisión, es acción lenta.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Los evangelios, siempre los evangelios
Fui a ver El evangelio de la carne, película peruana de Eduardo Mendoza Echave, había escuchado comentarios opuestos, radicales y me intrigaba. Al ver la película entiendo que hay más una necesidad de "documentar", de llenar espacios en blanco en la historia de nuestro país, para que no sea cada vez más tirana y absoluta, pero que esta tentativa termina haciendo justamente lo contrario. Hay en esta película una mirada que es lejana, no hay mirada en realidad, porque tiene problemas para hacer una síntesis de la situación social que se vive en el Perú, todo está pintado en el mismo tono. Hay también un fetichismo que empezó con la comida como identidad, enseguida como mercancía, ahora en una visión casi totalitaria del país. ES casi una salida fácil, encontrar en ese fragmento de historia el hilo conductor de todo un grupo humano más diverso. Es como un exotismo voluntario y desde el mismo país (toda persona de origen extranjero, tiene una visión neo colonial), la escena de las chicas bailando era como una enorme fresa temblando encima de un montón de mieles, de turrones de doña pepa, no sé, lo de la religión como referencia constante de una cultura popular puede llegar a ser tan conservadora como los referentes burgueses. Hay ahora mismo la intención de darle un reconocimiento estético a toda expresión popular, y es normal, pero ¿a tal punto que sea hegemónico? Las mujeres están completamente estereotipadas, la esposa enferma que interpela al marido arrancándose la ropa (sic), las jóvenes mestizas como atracción turística... un país partido, ciudadanas y doncellas, no sé... me hundía en mi asiento. Ahora, es terrible que las "barras". como las llaman aquí, sean el lugar donde los jóvenes se asocian, estas pandillas son fascistas en potencia y fortalecen todos los valores antidemocráticos. Me imagino a todos mis sobrinos encontrándose con esos monstruos urbanos. La brutalidad del sistema está allí con toda su perversión, incluso, tráfico de órganos, en realidad es una película desoladora, gris como el cielo de Lima.
he estado caminando mucho, observando la cantidad de tiendas nuevas, de restaurantes, que aparecen en Lima. Hay un parpadeo, pero ese parpadeo es muy parecido al movimiento especulativo del dinero, Lima ahora, se parece cada vez más a Miami. Es un remedo de Estados Unidos y de su falsa promesa de bienestar. Lo que más veo son peluquerías e iglesias, adventistas, mormonas, etc...sobre todo adventistas. Ya las había visto en abundancia en Mexico, pero también en Venezuela. En las peluquerías, ponen en general a una mujer más de tipo blanco, hay muebles imitación barroca, lavabos del mismo tipo que los que hay en Venezuela, en Barcelona, y algún día en París, te atienden igual, con los mismos protocolos: ¿té, manzanilla? Asiento con masajes....Las empleadas son de clases modestas, no son profesionales y deben ganar una miseria para que la patrona se enriquezca con la imagen falsa de lujo que no tanto un servicio profesional sino una micro empresa de explotación, deberían llamarlas así, sería más honesto.
Lo mismo con las empleadas domésticas convertidas en un estereotipo femenino, pronto explotado por alguna persona ingeniosa que vea ahí una fuente de ingreso.
¿por qué siento esa presión del estereotipo en Lim, mujeres rehechas o mujeres marginadas? Veo que muchas mujeres, podrían estar casadas con le televisor. Es el marido ausente y hablante... Hay una soledad ahí que me hiere. En realidad hace mucho tiempo que siento más esa soledad en mi, ese espacio atomizado de cada existencia.
He estado dos días en chaclacayo con el sol en mi ventana. Si viviese aquí, sería en Chaclacayo, creo...
he estado caminando mucho, observando la cantidad de tiendas nuevas, de restaurantes, que aparecen en Lima. Hay un parpadeo, pero ese parpadeo es muy parecido al movimiento especulativo del dinero, Lima ahora, se parece cada vez más a Miami. Es un remedo de Estados Unidos y de su falsa promesa de bienestar. Lo que más veo son peluquerías e iglesias, adventistas, mormonas, etc...sobre todo adventistas. Ya las había visto en abundancia en Mexico, pero también en Venezuela. En las peluquerías, ponen en general a una mujer más de tipo blanco, hay muebles imitación barroca, lavabos del mismo tipo que los que hay en Venezuela, en Barcelona, y algún día en París, te atienden igual, con los mismos protocolos: ¿té, manzanilla? Asiento con masajes....Las empleadas son de clases modestas, no son profesionales y deben ganar una miseria para que la patrona se enriquezca con la imagen falsa de lujo que no tanto un servicio profesional sino una micro empresa de explotación, deberían llamarlas así, sería más honesto.
Lo mismo con las empleadas domésticas convertidas en un estereotipo femenino, pronto explotado por alguna persona ingeniosa que vea ahí una fuente de ingreso.
¿por qué siento esa presión del estereotipo en Lim, mujeres rehechas o mujeres marginadas? Veo que muchas mujeres, podrían estar casadas con le televisor. Es el marido ausente y hablante... Hay una soledad ahí que me hiere. En realidad hace mucho tiempo que siento más esa soledad en mi, ese espacio atomizado de cada existencia.
He estado dos días en chaclacayo con el sol en mi ventana. Si viviese aquí, sería en Chaclacayo, creo...
miércoles, 23 de octubre de 2013
La biología no es un destino, Ecuador en la mira...
Para hablar concretamente de la situación de las mujeres en el mundo,
creo que no hay medias tintas : estamos en pleno retroceso. Ya sea porque
el resurgimiento de las religiones, que nunca perdieron fuerza, pero que se
nutren del desconcierto general, es evidente, o porque la crisis económica y
los tentáculos del capitalismo financiero terminan convirtiendo a la mujer en
un objeto de intercambio (fetiches de belleza o santas madres, pero no
personas) instrumentos y medios (prostitución, vientres de alquiler, etc) ,
estamos cada vez más sometidas a la brutalidad de este tiempo. La lucha de las
mujeres por sus derechos fundamentales, léase : de completa igualdad con los hombres, anda a la deriva porque la
hemos expulsado del debate político hacia la protesta civil (tipo Femen) no
organizada. Las luchas de las mujeres no suelen ir de la mano de las luchas de
los partidos políticos de izquierda, ni de los llamados
« progresistas », la lucha de clases no es análoga a la lucha por los
derechos de las mujeres. Eso tiene que quedar claro, de lo contrario no podríamos
explicarnos cómo se acepta que se sigan violando lo que deberíamos entender
como « derechos fundamentales » en una gran parte del planeta,
incluso en sociedades donde gobierna la izquierda. Cuando Simone de Beauvoir publicó El segundo sexo, Albert Camus la atacó
diciendo que había « « ridiculazado a los franceses », !se
trataba de un hombre de izquierda ! Los militantes del partido comunista
no se quedaron atrás : Beauvoir había desfigurado la condición de la mujer
(sic). En la ex Unión Soviética los dirigentes eran mayormente hombres y las
mujeres nunca alcanzaron la igualdad. Esta es una lucha política en la cual no
tenemos un adversario al frente, sino a toda una cultura (toda una
civilización), una manera de ver el mundo que remonta a hace siglos. La reacción
del presidente Rafael Correa en el marco de una democracia, nos hace ver que no
importa la bandera política ni el rumbo de la sociedad en general (donde este
debate sobre el aborto está abierto), para imponer el poder que tiene sobre sus
subaltern@s en función de sus convicciones reiligiosas : la católica, que
considera que una vida empieza en el embrión, aunque jurídicamente este no
exista como persona (salvo en los países donde la religión católica domina). No
se respeta la separación entre iglesia y Estado y se impone el gesto patriarcal
que contradice los principios democráticos de la sociedad que defiende y que
representa. Las mujeres son personas enteras y tienen derecho a decidir si
desean convertirse en madres. La biología no es un destino. Estar condenada,
por tener un útero, o lo que es peor, a
dar a luz después de haber sido víctima de una violación[1],
es inadmisible e inhumano. Esto se considera como un « derecho a la vida »
pero es falso, porque defiende a una sobre la otra, es una defensa que no da el
mismo valor a la vida de la madre y la del embrión. Rafael Correa no puede
decidir en lugar de las mujeres. Sus convicciones democráticas deberían estar
por encima de las religiosas. Puede profesar la religión que desee pero no
puede, y no es justo, que convierta a las mujeres ecuatorianas que reclaman una
modificación del código penal para abortar en caso de violación en culpables,
brujas, mujeres no deseables. Esto es una regresión al oscurantismo de otras épocas
brutales. « El progreso de una sociedad se mide en la calidad de vida de
sus mujeres », dijo Flora Tristán, y el Ecuador ha dado un salto enorme
como sociedad. Que no sea ahora un salto al vacío.
[1] El conflicto en Ecuador
es para pedir que se legalice el aborto en caso de violación. Se estima que hay
150.000 abortos clandestinos al año.
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